El pasado lunes 10 de octubre, las oficinas de Evelyn Matthei en Apoquindo 3001 se convirtieron en el epicentro de la política chilena cuando se reunieron los presidentes de la UDI y RN, Guillermo Ramírez y Rodrigo Galilea. Este encuentro se produjo en medio de una fluctuante situación electoral marcada por la renuncia de Carolina Tohá y el inesperado ascenso de Johannes Kaiser, candidato del Partido Nacional Libertario.
A pesar de mantenerse en la pole position en las encuestas, el estancamiento de Matthei ha comenzado a generar nerviosismo en el sector. Según Galilea, aunque hay incertidumbre, la exalcaldesa sigue siendo la preferida por la ciudadanía. Sin embargo, la ansiedad por el crecimiento de Kaiser y los rumores de posibles alianzas entre candidatos han provocado un inquietante silencio en Chile Vamos.
Ximena Ossandón, jefa de bancada RN, alerta sobre la falta de un relato coherente que conecte con la centroderecha y el centro político, sugiriendo que podrían estar perdiendo la dirección en esta carrera hacia la presidencia.
Ayer, Matthei fue proclamada oficialmente por Evópoli como candidata, pero su estrategia parece colocar una pausa en su avance. A pesar de los desafíos, su equipo asegura que la clave es no dejar a nadie fuera del proceso, lo que refleja su deseo de construir un bloque político sólido.
Las exigencias para su futuro jefe de campaña son altas. Deberá ser alguien con experiencia y capacidad de liderazgo para mediar con la fuerte personalidad de Matthei. A pesar de la larga lista de nominaciones posibles, nadie parece contar con el respaldo unánime que necesita para asegurar su candidatura.
Mientras tanto, su excompañero Joaquín Lavín ha elogiado sus capacidades de liderazgo. Matthei, que ha lidiado con la adversidad durante años, entiende que este es un momento crucial. Con un aumento en la presión y la necesidad de ofrecer propuestas claras a la ciudadanía, su campaña debe transformarse pronto si desea no solo mantenerse a la cabeza, sino también superar los retos que vienen.
