Una controversia se desató entre los alcaldes de comunidades rurales y el Ministro de Agricultura, Esteban Valenzuela, tras sus declaraciones donde instó a “dejar de llorar” respecto a la inseguridad rural. Este comentario ha generado un rechazo contundente entre los líderes municipales, quienes ven en sus denuncias un llamado urgente por apoyo ante el creciente problema de la delincuencia.
Valenzuela argumentó que los municipios rurales, en lugar de quejarse, deben enfocarse en trabajar junto a los agricultores y el Estado central. Sin embargo, esta postura no fue bien recibida, y la oposición se sumó al clamor de los alcaldes, sugiriendo que su señal de desprecio es una clara falta de respeto.
El presidente de la Asociación de Municipios Rurales (AMUR) y alcalde de Pirque, Jaime Escudero, expuso la difícil situación que viven en términos de recursos, afirmando que las comunidades rurales enfrentan serios problemas como la falta de conectividad y transporte, lo que limita el acceso a servicios básicos. “No estamos lloriqueando, estamos reclamando por mejorar las condiciones de vida de nuestros vecinos”, afirmó Escudero.
Además, otros alcaldes complementaron su crítica mencionando la desigualdad en la distribución de recursos del Fondo Común Municipal. Miguel Araya, alcalde de Buin, destacó cómo el presupuesto para seguridad pública se ha vuelto un peso mayor que limita el desarrollo de otras áreas esenciales como la educación y el deporte.
La Ley del Royalty Minero, que debería beneficiar a los municipios, también fue objeto de debate. Los alcaldes argumentan que los recursos prometidos vienen con restricciones que dificultan su uso efectivo. El futuro de las comunidades rurales en Chile parece, por ahora, depender de más que solo palabras del ministerio.