Javier Milei regresa de Estados Unidos con planes para sumar al juez Ariel Lijo a la Corte Suprema mediante un decreto, mientras el Gobierno busca tomar el control de la agenda tras la crisis por la estafa cripto que ha afectado su imagen. Durante los últimos días, la presión sobre Lijo ha crecido, ya que se prefiere que su ingreso a la Corte sea a través de votos y no por decreto.
Simultáneamente, el Presidente ha declarado la guerra al Grupo Clarín, reorientando la comunicación gubernamental ante la reciente adquisición de Telefónica por parte de la empresa mediática. “Javier está en contra de los monopolios, no lo vamos a permitir”, asegura una fuente del Gobierno. Esta batalla no solo es mediática, sino una lucha por la legitimidad de la competencia en el sector.
Mientras tanto, se elude abordar el delicado estado de salud del Papa Francisco, un tema que ha incomodado al Gobierno. La estrategia de Milei parece estar centrada en fortalecer su narrativa contra las concentraciones de poder, pero su crítica al Papa sigue siendo sutil y reservada.