Desde finales de octubre, bajo la dirección del fiscal nacional Ángel Valencia, la Fiscalía Regional de Arica ha intensificado sus investigaciones sobre el tráfico de drogas en los puertos del país. Resultados recientes han sido sorprendentes: se han decomisado cerca de 500 toneladas de precursores químicos, lo que podría haber permitido la producción de aproximadamente 400 toneladas de cocaína. El fiscal regional Mario Carrera ha calificado esta operación como una de las más significativas a nivel internacional.
El 22 de abril, un operativo policial en Iquique destapó el contrabando de diversas sustancias que iban más allá de los precursores típicos. Entre los hallazgos se incluyen 9.960 ampollas de testosterona de origen paraguayo, lo que plantea serias dudas sobre su legitimidad. Por otro lado, las incautaciones de carbonato de sodio han sido frecuentes, con 297 toneladas interceptadas solo en Iquique, etiquetadas fraudulentamente para pasar desapercibidas.
El modus operandi de los narcotraficantes consistía en camuflar sustancias como ‘base para detergentes’ o ‘glicerina’ en los documentos de embarque. El objetivo era facilitar su desvío hacia Bolivia, donde el narcotráfico se ha convertido en un problema alarmante. La investigación ha revelado incluso una conexión con un ciudadano boliviano fallecido, sugiriendo niveles de organización y poder detrás de estas operaciones.
La captura de I.S.A.T., quien fue enviada a prisión preventiva, y otros involucrados está en el candelero, a medida que las autoridades tratan de desmantelar esta sofisticada red. En un giro irónico, el tráfico de acetona en el contexto de esta operación ha llevado a la detención de un militar peruano señalado como el cabecilla de una organización transnacional, mostrando que el narcotráfico no respeta fronteras.