La discusión sobre el salario mínimo en Chile está alcanzando su clímax. Con miras al 1 de mayo, los representantes de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) se reunieron con los ministerios de Hacienda y Trabajo para presentar demandas que buscan un aumento significativo en las remuneraciones. Eric Campos, secretario general de la CUT, propuso un salario mínimo de $725 mil líquidos para una familia de cuatro, una cifra que ha encendido el debate en un contexto económico complicado.
David Acuña, presidente de la CUT, presentó un plan que abarca un alza del 12% en el sueldo mínimo para este año, que pasaría de los actuales $510.636 a $578.948 brutos. La visión a largo plazo de la CUT incluye un ambicioso crecimiento hasta llegar a $1.149.326 para el año 2030. Sin embargo, el respaldo político a esta iniciativa parece escaso, sobre todo entre la oposición, que la califica de alejada de la realidad económica.
Diputados, como Miguel Mellado de RN, llaman a una negociación más moderada y responsable, argumentando que no hay holguras presupuestarias en el futuro cercano, mientras que algunos, como Agustín Romero del partido Republicano, tildan la propuesta de la CUT como populista y potencialmente dañina para el empleo.
En este contexto, también resuena la postura de Jeannette Jara, candidata presidencia del PC, quien propone reconfigurar el concepto de salario mínimo a uno de salario vital, buscando una cifra de $750 mil, pero siempre con el argumento de apoyar a las Pymes. Un desafío que promete ser complejo en este clima de confrontación económica.
La incertidumbre persiste, y con la próxima presentación de la propuesta del Ejecutivo, el desenlace de esta negociación se torna esencial para cientos de miles de trabajadores.